domingo, 3 de mayo de 2015

ENCONTRAR EL VERDADERO CAMINO.

Hojas de Ruta.

De manera que habrá que encontrar ese rumbo y empezar a recorrerlo. Y posiblemente habrá que arrancar solo y sorprenderse al encontrar, mas adelante en el camino, a todos los que seguramente van en la misma dirección.
Este rumbo último, solitario, personal y definitivo, sería bueno olvidarlo, es nuestro puente hacia los demás, el único punto de conexión que nos une irremediablemente al mundo de lo que es.
Llamemos al destino final como cada uno quiera: felicidad, autorrealización, elevación, iluminación, darse cuenta, paz, éxito, cima, o simplemente final…. lo mismo da. Todos sabemos que arribar con bien allí es nuestro desafío.
Habrá quienes pierden en el trayecto y se condenen a llegar un poco tarde y habrá también quienes encuentren un atajo y se transforman en expertos guías para los demás.
Algunos de estos guías me han enseñado que hay muchas formas de llegar, infinitos accesos, miles de maneras, decenas de rutas que nos llevan por el rumbo correcto. Caminos que transitaremos uno por uno.
Sin embargo, hay algunos caminos que forman parte de todas las rutas trazadas.
Caminos que no se pueden evitar.
Caminos que habrá que recorrer si uno pretende seguir.
Caminos donde aprenderemos lo que es imprescindible saber para acceder al último tramo.
Para mí estos caminos inevitables son cuatro:
El primero, el camino del encuentro definitivo con uno mismo, que yo llamo El camino de la auto-dependencia.
El segundo, el camino del encuentro con el otro, del amor y del sexo, que llamo El camino del encuentro.
El tercero, el camino de las perdidas y de los duelos, que llamo El camino de las lagrimas. 
El cuarto y último, el camino de la completud y de la búsqueda del sentido, que llamo El camino de la felicidad.
A lo largo de mi propio viaje he vivido consultando los apuntes que otros dejaron de sus viajes y he usado parte de mi tiempo en trazar mis propios mapas del recorrido.
Mis mapas de estos cuatro caminos se constituyeron en estos años en hojas que me ayudaron a retomar el rumbo cada vez que me perdía.
Quizás mis libros puedan servir a algunos de los que, como yo, suelen perder el rumbo, y quizá, también, a aquellos que sean capaces de encontrar atajos. De todas maneras, el mapa nunca es territorio y habrá que ir corrigiendo el recorrido cada vez que nuestra propia experiencia encuentre un error del cartógrafo. Sólo así llegaremos a la cima.
Ojala nos encontremos allí.
Querrá decir que ustedes han llegado.
Querrá decir que lo conseguí también yo.
 
Jorge Bucay
Del libro "El camino de las lagrimas"
 
La única posibilidad de fracaso está en darse por vencido

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